
Este artículo está dedicado a definir qué es un ecosistema de innovación social en el campo del patrimonio cultural. El texto está dividido en tres partes. Una primera orientada a aclarar qué es un ecosistema de innovación. Una segunda en la que se aplica este concepto al sector del patrimonio cultural y se definen los factores y elementos que lo componen. Finalmente, una tercera sección con unas conclusiones acerca de lo que se considera necesario para crear el medio en el que materializar proyectos concretos de innovación social patrimonial. Puede verse esta misma definición a través de imágenes en el vídeo adjunto (link).
¿Qué es un ecosistema de innovación?
Hablamos de un ecosistema de innovación para referirnos a un contexto, entorno o medio en el cual la innovación es favorecida por un conjunto agentes y causas múltiples. Quizá el ejemplo más extendido es el de Silicon Valley, en EEUU, donde la investigación (universidades, centros tecnológicos), la inversión privada, los emprendedores y el Estado como agente dinamizador, han creado unas condiciones idóneas para que se produzca la innovación tecnológica. Los ecosistemas de innovación se crean siempre en estos espacios intersectoriales, donde la influencia de los diferentes agentes se mantiene en equilibrio y cada uno aporta algo a la construcción del ecosistema, bien con inversión, bien con ideas o con trabajo.
Al igual que ocurre con el mismo concepto de innovación, se tiende a asociar el término “ecosistema de innovación” al área tecnológica. La razón es que el lenguaje de la innovación ha sido cooptado en su práctica totalidad por el área científico-tecnológica y empresarial y funciona casi como sinónimo de innovación en estos campos.
Precisamente la innovación social es un concepto creado para salir de esa restricción categorial, que trata de poner el foco de la innovación en las causas sociales.
En conclusión un ecosistema de innovación social puede ser definido en los mismos términos que un ecosistema de innovación tecnológica: un medio en que la innovación es favorecida por un conjunto agentes y causas múltiples. La diferencia está en el fin, en cubrir las necesidades sociales: igualdad, integración, educación, trabajo digno, etc.
El ecosistema de innovación social en patrimonio cultural
Si hablamos de innovación social, que ya fue definida en una entrada anterior, y en concreto de innovación social en el campo del patrimonio cultural, el ecosistema vendría definido por los siguientes factores que se resumen en la Figura 1.

Fig 1. Factores y sectores en cuya zona de confluencia se produce la innovación social -en el campo del patrimonio cultural-
a) Factores:
El patrimonio cultural. Que es en este caso el objeto que define la acción, los procesos, los modelos o los servicios que innovan socialmente.
Las necesidades sociales. La educación, la integración, el acceso a la cultura, la democracia y la participación, son algunas de ellas.
b) Sectores:
El sector público. Las administraciones, que normalmente son titulares del patrimonio cultural y son quienes marcan las directrices políticas, establecen los marcos de protección y coordinan los programas de gestión. A este sector pertenecen también la mayor parte de universidades y centros tecnológicos, que lideran la investigación en el sector del patrimonio cultural. Asimismo una parte de las instituciones dedicadas a la promoción del patrimonio, como los museos, también pertenecen a este sector.
El tercer sector. Es el sector de la economía social. En él conviven diferentes formas de organización legal, como asociaciones, fundaciones, empresas de economía social, etc. En líneas generales se trata de empresas y organizaciones cuyo fin principal es social y a él se subordinan el resto de estrategias, modelos y procesos. Muchos museos comunitarios e independientes tienen algún tipo de estas personalidades jurídicas. Asimismo multitud de asociaciones y fundaciones que trabajan en la defensa, protección o promoción del patrimonio cultural pertenecen al tercer sector.
El sector privado. Se compone de organizaciones empresariales cuyos fines son lucrativos. Sociedades anónimas, limitadas o trust empresariales, bancos y fondos de inversión concentran la mayor parte de la actividad económica junto al sector público y es donde se encuentran las principales vías de financiación para el resto de sectores. En el área del patrimonio encontramos aquí a las denominadas industrias culturales, formas variadas de gestión empresarial que trabajan con el patrimonio: museos, centros culturales, turoperadores, etc. En algunos países parte de la gestión patrimonial recae en la empresa privada, surgiendo numerosas empresas de arqueología o restauración que se dedican al control de obras o realizan trabajos para la administración.
El espacio donde se produce el encuentro entre todos estos sectores y factores es lo que denominamos el ecosistema de innovación social en patrimonio cultural (o patrimonial). Los proyectos socialmente innovadores en patrimonio serían aquellos que partiendo de nuevas formas de hacer las cosas en la gestión del patrimonio -mediante la implementación servicios, modelos o procesos- cubran necesidades sociales y a la vez generen nuevos tipos de relaciones que incorporen a la ciudadanía a estos procesos. Se alcanza así un triple objetivo: gestión eficaz, fin social y transformación social.
¿Qué hace falta para crear un ecosistema de innovación social?
Lo primero una mayor reflexión y definición sobre estos conceptos. Aquí se propone una, pero debe ser enriquecida y mejorada. Para ello es necesaria una mayor implicación científico-académica: que se investigue más en estos campos y se discutan resultados a través de congresos, jornadas, seminarios, etc.
En segundo lugar, crear espacios experimentales en este campo, donde los emprendedores sociales puedan ensayar-errar y aprender sin miedo a ser defenestrados o condenados por sus fallos. Solo puede alcanzar el éxito quien primero se equivoca. Sin esta filosofía es imposible crear ningún entorno de innovación, sea social o de cualquier otro tipo.
Establecer líneas estratégicas: ¿qué falta y qué sobra para crear un ecosistema de innovación social en este sector? Desde luego patrimonio no falta. Más bien de lo que carecemos es de emprendedores, inversión privada, políticas públicas e implicación ciudadana.
Cada sector por tanto tendría que contribuir a través de las siguientes medidas:
Sector público. Favorecer la creación de espacios intersectoriales a través de la reforma de las leyes y normas. Facilitar la creación de sistemas mixtos de gestión patrimonial en los que se produzca ese encuentro entre todos los agentes. Universidades más abiertas y colaborativas, con oficinas de transferencia en el campo de lo social.
Sector privado y financiero. Apoyar al emprendimiento social en el sector, asumir una mayor responsabilidad social corporativa y no solo invertir para obtener ventajas fiscales. Debe haber una mayor implicación con los proyectos, se debe “creer” en lo que se hace.
Tercer sector. Una mayor profesionalización e implicación en otras áreas que tradicionalmente están fuera del imaginario de la economía social: inversión, comunicación, marketing, etc. Menor dependencia del sector público y más financiación privada y formas autogestionadas de organización. Fomentar la participación social y mejorar en transparencia. El tercer sector será sin duda el gran laboratorio de buenas prácticas en la innovación social patrimonial.
En resumen: flexibilidad del sector público y mayor apertura de la universidad, sensibilización e implicación social del sector privado y convertir el emprendimiento social en economía productiva dentro del tercer sector.
A través de Hesiod queremos identificar proyectos e iniciativas que se estén moviendo en estas coordenadas intersectoriales, como ejemplos de innovación social patrimonial. Si tienes un proyecto en esta línea puedes participar a través de nuestro cuestionario (link).
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